Cuando uno se adentra en el ámbito de la detección o desarrollo del talento, se encuentra ante un panorama complejo y multifacético. Es difícil imaginar la amplia gama de conceptos interrelacionados que existen en este campo, así como las diversas perspectivas desde las que se puede abordar este tema. Esta complejidad inicial puede resultar abrumadora y dificultar la comprensión adecuada del proceso. Además, esta situación puede llevar en muchas ocasiones a la generación de ideas o conceptos que no se ajustan a la realidad.
El estudio del talento y su desarrollo requiere considerar una variedad de factores y enfoques. Autores como Gagné (2004), Lorenzo (2001) y Tranckle & Cushion (2006) han señalado la importancia de abordar esta temática desde diferentes perspectivas para obtener una comprensión más completa. La diversidad de perspectivas, que van desde lo genético hasta lo ambiental, destaca la complejidad inherente al estudio del talento y subraya la necesidad de adoptar un enfoque multidisciplinario e integrador.
En resumen, la detección y desarrollo del talento es un campo de estudio que abarca una amplia variedad de conceptos y perspectivas. La comprensión de este tema requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta la complejidad y diversidad de factores involucrados. Sin embargo, a pesar de los diversos enfoques y esfuerzos, la investigación en el campo del desarrollo de la habilidad, detección y desarrollo del talento ha tendido a ser mayoritariamente monodisciplinaria, generalmente adoptando una perspectiva genetista o ambientalista (Phillips, Davids, Renshaw, & Portus, 2010). Para avanzar en la comprensión de estos procesos, es necesario adoptar una perspectiva multidisciplinaria e integradora, donde diferentes disciplinas y ciencias contribuyan con sus metodologías y descubrimientos. Es fundamental entender que el talento no se limita a ser simplemente una característica que sobresale del promedio, sino que surge de la combinación de varios componentes innatos. Por lo tanto, el talento no puede ser explicado de manera unidimensional, sino que debe ser comprendido a partir de modelos multifactoriales, siendo un concepto multidimensional y multiplicativo, y nunca sumativo. Además, el talento debe ser visto como un concepto dinámico, que evoluciona con el tiempo a medida que interactúan las características del deportista y su entorno. Esto implica diseñar herramientas de detección adaptadas a diferentes edades, ya que las características del deportista cambian con el tiempo y el espacio. Por último, es importante reconocer que el talento no es un constructo social, es un constructo natural, porque su reconocimiento depende principalmente de factores biológicos, necesarios de conocer.
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