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Foto del escritorGuillermo Andrés Sáez Abello

Evaluación Psicomotora en niños


Autores: Guillermo Sáez y Rene Ben-hour

RESUMEN

Este estudio evalúa el perfil psicomotor identificado bajo la media estadística en niños de ambos géneros de tres instituciones escolares de la Región Metropolitana de Chile, según el instrumento test de Vítor da Fonseca. La metodología consistió en un estudio descriptivo trasversal, dentro de un marco cuantitativo, con una muestra intencionada de 31 sujetos. La participación contó con un grupo de control que no había recibido una intervención psicomotriz y se empleó un análisis estadístico a través de un trabajo sistemático mediante el uso del software SPSS versión 22.0. Consecuentemente, en los resultados se determinó que existe una imprecisión del control, lo que conlleva a áreas de desarrollo psicomotor ligeramente afectadas y a áreas del perfil dispráxico, alejándose de la media estadística para un niño de su edad sugerida por el test. La evidencia del área de desarrollo psicomotor con mejor puntaje es la lateralidad, seguida de la tonicidad, equilibrio y noción del cuerpo. Los límites de esta investigación son de orden particular, pudiendo servir como referencia específica; su metodología pue- de extrapolarse, aplicarse y utilizarse con otros grupos de estudio. Palabras clave: educación y psicomotricidad. DESARROLLO

El perfil psicomotor identificado bajo la media estadística en niños de ambos géneros e instrumentalizado con el test de Vítor da Fonseca propone una evaluación diagnostica que permite establecer criterios psicomotrices en escolares, a fin de identificar la realización disminuida con dificultad del control y que se alejan de lo óptimo para un niño de su edad, según propuestas psicomotrices que reflejan un déficit en estimulaciones tempranas, interfiriendo en el desarrollo biopsicomotor del niño. La psicomotricidad constituye un campo del conocimiento extenso que promueve una práctica orientada al estudio del movimiento, vinculado con el uso del cuerpo y la mente, desarrollando capacidades y habilidades psicomotoras, las cuales permiten un conocimiento del mundo desde una manera mejorada (Sassano, 2003). La psicomotricidad fundamenta los aspectos que influyen en la personalidad futura del niño, desde la óptica cognitiva, afectiva, social y motora, colaborando con la obtención de aprendizajes como lectoescritura, nociones topológicas o grafomotricidad (Gutiérrez, 2009). Mediante la pedagogía de la psicomotricidad, el niño conoce su cuerpo y, a través de él, al mundo, por ello la necesidad de emplear juegos, canciones, cuentos, entre otros en edades tempranas. Consecuentemente, la dinámica psicomotora se rige por leyes constitutivas, las cuales son: céfalo- caudal que establece el desarrollo desde la cabeza hasta las extremidades, esto indica que el control es anticipado a las extremidades; la próximo-distal que informa el desarrollo de las zonas más próximas al centro del cuerpo, esto es, que se desarrolla antes un hombro que un brazo; y la tercera ley que plantea que los músculos grandes son controladores previo a los de menor tamaño, conocimiento previo al hecho pedagógico (Gil, Gómez, Contreras, Onofre y Gómez, 2008). Evolutivamente, los niños son distintos en su contexto propio y en su conformación psicomotora como resultado de sus capacidades y habilidades. Acceder a lo que el otro siente, interpreta y vivencia en movimiento, compartiendo con él y los demás, sus experiencias, es adentrarse en la realidad del otro, no limitándose al propio sentir e interpretar. Por todo ello, la importancia de la pedagogía psicomotriz a temprana edad hasta la tercera infancia radica en que promueve un desarrollo de manera más eficiente (Berruezo, 2000). Debidamente, se interpreta la relevancia que tiene trabajar la psicomotricidad en clases extraescolares, fundamentando y aumentando dicha propuesta basada en criterios de autores que determinan la importancia del desarrollo psicomotriz para una mejora de la interpretación del mundo (Ahuja, Rey y González, 2011) Cada niño posee su propia secuencia evolutiva psicomotora, que se relaciona con su proceso de maduración individual y distinto, sin embargo, esta etapa tiene una secuencia esperada que permite detectar alteraciones. Las variaciones individuales se deben a factores como la configuración biológica y al ambiente en el cual se desarrolla el infante (Doussoulin, 2003). Se plantea que la evolución psicomotriz es uno de los aspectos claves en el desarrollo de los sujetos hasta la aparición de la etapa del pensamiento operatorio (7 años de edad aproximadamente) y no se completa definitivamente en individuos normales hasta la consecución del pensamiento formal hacia los 12 años (Bottini, 2000), por ello es prudente insertar proyectos educativos con un alto nivel de desarrollo e impacto psicomotriz, aumentando las capacidades que la sustentan y promoviendo la creatividad del niño, ahondando en criterios de prioridad de relación biopsicosocial en el futuro (Berruezo, 2000). La evidencia de datos no favorables en los Estados Unidos constata que antes de entrar a la escuela infantil, se identifica a menos del 30% de niños con trastornos del desarrollo; el 15-20% de los pediatras utiliza un instrumento normalizado para identificarlo. La mayoría de las personas se fía de su juicio clínico, cuando por este método se diagnostica a menos del 30% de los niños con patologías como retraso mental, trastornos de lenguaje, del aprendizaje y otros problemas del desarrollo y a menos del 50% de niños con problemas de comportamiento o emocionales (Álvarez y Giner, 2007).

El desarrollo psicomotor y su retraso, por su profunda relación con aspectos psíquicos y sociales, tiene características específicas que las diferencian de otras cuestiones de salud que aborda el pediatra de atención primaria. Esto condiciona su evaluación y manejo (Pérez y Olarte, 2003). Los trastornos del desarrollo infantil constituyen un problema frecuente en todos los grupos étnicos y a niveles económicos, concluyendo que muchos no se diagnostican hasta la edad escolar (Álvarez y Giner, 2007). Ese retraso manifestado es evidente, debido a que el sistema solo contempla la edad en la que se espera que el niño haya alcanzado un determinado hito en el desarrollo en la escolaridad (Antolin, 2006). Esta noción implica, como diagnóstico provisional, que los logros del desarrollo de un determinado niño aparezcan con una secuencia lenta para su edad y/o cualitativamente alterada. Se refiere a los primeros hitos, en los 30- 36 primeros meses de vida. Clásicamente se cargaba notablemente el acento sobre las aptitudes motrices del lactante y del niño pequeño, pero en la actualidad la semiología evolutiva se ha enriquecido con la evaluación de las aptitudes sensoriales, cognoscitivas e interactivas del sujeto convenientemente integradas (Narbona, 1997). Para la evaluación del test psicomotriz, creado por el psicomotricista instrumental Vítor da Fonseca en 1975, se consideraron las pruebas de la batería, las cuales, fueron adaptadas después de muchos estudios y experiencias de pruebas (exámenes psicológicos y psiconeurológicos, escalas de desarrollo y pruebas de neurología pediátrica). Además, de la realización de diferentes investigaciones. También, se aclara que se adhiere a un sistema de educación y aprendizaje significativo, no siendo una prueba psicométrica, ya que se escapa la posibilidad de tomar en cuenta la individualidad de cada sujeto; además, de no ser estandarizable (Hernández, 2007). La batería comprende una observación semiológica de cuerpo y motricidad expresiva del individuo, encarado como un sujeto científico con la finalidad de potenciar, apurar su perfil psicomotor dinámico y evaluar sus aptitudes neuro- psicomotoras en un encuadre evolutivo y funcional. El objetivo de este instrumento es observar la expresión de los parámetros psicomotores y relacionarlos con la calidad de aprendizaje del individuo a través de la evaluación de la calidad de respuesta que el sujeto entrega a las propuestas del evaluador, lo que es una evidencia del soporte psicomotor y de su funcionalidad. Por lo tanto, al saber de desarrollo psicomotor, sus etapas, sus evidencias y al poder evaluarlo, es factible adaptar las propuestas de trabajo a la edad evolutiva de los niños y niñas y predecir las respuestas según la dificultad de las tareas (Schonhaut, Álvarez, Salinas, 2007). La propuesta de Vítor da Fonseca evalúa 7 parámetros psicomotrices, los cuales se basan en el soporte neurológico de Luria y Vítor da Fonseca, que identifican en su evaluación mediante 3 colores. Es el sustrato neuroanatómico funcional de la formación reticulada, que es el centro integrador de la información sensoriomotora y que combina y coordina todas las informaciones sensoriales con las funciones motoras. El tono está relacionado con el desarrollo de los patrones jerarquizados de los primeros doce meses de vida, desde el levantamiento de cabeza hasta la postura bípeda (Fonseca, 1998). El equilibrio es una condición básica de la organización psicomotora por la cantidad de ajustes posturales antigravitatorios que dan soporte a cualquier respuesta motriz, respuesta motora vigilante e integrada frente a la fuerza gravitatoria que actúa sobre el individuo. Reúne un conjunto de aptitudes estáticas y dinámicas, abarcando el control postural y el desarrollo de las locomociones (Hernández, 2010). El equilibrio involucra un conjunto de aptitudes estáticas y dinámicas, abarcando el control postural y el desarrollo de las adquisiciones de la locomoción. En términos psicomotores, el equilibrio es por tanto la integración de la postura en un sistema funcional complejo (Fonseca, 1998). La lateralidad es uno de los factores más conocidos dentro del lenguaje común de los profesores; siempre se le da mucha importancia porque influye mucho en el buen rendimiento de la praxia fina, sobre todo, en el proceso del aprendizaje de la escritura. Como es el primer factor de la segunda unidad de Luria, es fundamental en los procesos de almacenamiento y organización de información. Lo preceden el tono y el equilibrio, estos son fundamentales en su definición por la integración bilateral del cuerpo (Pérez, 1987). La noción del cuerpo es el factor que está al medio, pues lo anteceden tres y lo suceden otros tres factores, por lo que marca una diferencia en relación a los demás. Constituye una estructura psicológica que se forma a medida que el niño va madurando y, en gran parte, depende de los estímulos y referencias que el medio cercano le va dando respecto a sí mismo (Hernández, 2010). Se encuentra ubicado en el lóbulo parietal, en el área 5 y 7 de Brodmann y su término es el de Somatognosia; su función es la recepción, análisis y almacenamiento de la información que proviene del cuerpo. La estructura espacio-temporal es la integración cortical de datos espaciales referenciados con el sistema visual (lóbulo occipital) y de los datos temporales rítmicos, pero referenciados con el sistema auditivo (lóbulo temporal) (Fuentes, 2006). Se localizan los niños a sí mismo, antes que localizarse en el espacio, de ahí la importancia de una buena construcción corporal. La información de espacio se interpreta a través del cuerpo, ya que así se puede calcular la cantidad de movimientos necesarios para abordar y explorar el espacio. De esa manera, se transforma el conocimiento del cuerpo en conocimiento del espacio, primero de una manera intuitiva y luego de una manera más lógica y conceptual (Hernández, 2010). Consiguientemente, la praxia global y los movimientos voluntarios tienen una intención, es decir, son programados, planificados y corresponden a la respuesta de un acto mental, del proceso de la información; son movimientos globales, que se realizan en un período de tiempo y que necesitan la actividad en conjunto de diferentes grupos musculares que funcionan simultáneamente; esto es, la macro-motricidad que integra: la postura, locomoción, contacto, recepción y lanzamiento (Hernández, 2007). El desarrollo de las praxias globales, específicamente de la coordinación general, posibilita la adquisición de numerosas habilidades motrices finas y gruesas, que permiten al sujeto realizar diferentes actividades, ya sea en el ámbito educativo u otro y su adquisición es de los cinco a seis años (Da Fonseca, 1998). En la praxia fina se integran todos los parámetros anteriores a un punto más específico, complejo y diferenciado. Corresponde a la micro-motricidad y pericia manual. La mano es el área motora más compleja y la que ha transformado al mundo, su historia y a la filogenia humana. Es el órgano que distingue táctilmente todos los objetos, incluso sin la ayuda de la vista y es además el miembro que traspasa los afectos y las emociones de una manera más específica. Al modificar la historia filogenética se fue liberando la cintura escapular, la rotación del cúbito, la movilidad independiente de los dedos y la disociación de las falanges (Hernández, 2010). Por lo anterior, se une la batería con la calidad y modificación cognitiva, lo que da importancia al medio cultural de las personas para poder potenciar el sistema y modificarlo en busca de un mejor rendimiento. Su teoría pertenece a un modelo de sistema nervioso plástico, modificable y, por tanto, con posibilidades de ser potenciado a lo largo del tiempo, pero con la clara determinación de que la intervención debe ser lo más temprana en edad posible y altamente capacitada, tanto a nivel parental como profesional. Es el entorno o ambiente, el que propone desafíos a las personas, estas dan respuestas adaptadas y modifican el ambiente, según su etapa evolutiva. Se agrupan estas estructuras cerebrales en relación a la fase de proceso de la información en tres unidades, en las cuales insertan los siete factores psicomotores que componen el sistema psicomotor humano que Vítor da Fonseca evalúa en su batería (Fonseca, 1998).

MÉTODO La investigación corresponde a un diseño descriptivo no experimental, transversal. Instrumentalmente se utilizó la batería propuesta por Vítor da Fonseca, en la cual se identificaron, a través de evaluaciones, siete parámetros psicomotores. En la evaluación se agruparon niños y niñas nacidos entre el año 2009 y 2010, sin haber sido anteriormente evaluados, enmarcado en un estudio no experimental y transversal. Muestra y estudio Se diseñó un estudio descriptivo no experimental. La selección de la muestra fue no-probabilística y se estudiaron a 31 sujetos de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 6 y 7 años, pertenecientes al primer año básico de instituciones educativas de la Región Metropolitana de Chile.

Procedimientos Los Test se desarrollaron en instalaciones de laboratorios de Ciencias Naturales y en horario de clases. Para ello, se efectuó el proceso de evaluación individualmente y se consideraron las variables respectivas provenientes de la llegada de los sujetos de estudio. Se escogió la muestra intencionadamente durante el período del mes de marzo del año 2017 y los datos como nombres y fecha de nacimiento fueron recabados con comprobante de cédula de identidad. El estudio se desarrolló con consentimiento informado por los padres, por un Comité de Ética de Profesores de Educación Física y previo al llenado de una carta de consentimiento antes de la evaluación. La confiabilidad del instrumento es el Alfa de Cronbach. Estadística Las variables fueron analizadas por medio de estadística descriptiva. Previamente se verificó la distribución normal de los datos por medio de Shapiro Wilk. Las relaciones se cotejaron por medio de Pearson. Todos los datos fueron calculados en planillas de Excel y a través del SPSS 22.0. Resultados

Se analizaron los datos consecuentes a los objetivos del estudio, con una técnica cuantitativa para el nivel psicomotor de los sujetos, aplicando el instrumento Batería Da Fonseca, el cual consta de siete categorías de evaluación, las cuales se trabajaron para un n = 31. Al evaluar el desarrollo psicomotor (DPM), se encontró que el 90,4% (n. 28) de los niños y niñas se ubicaron dentro del perfil de DPM normal y el 9,6% (n. 3) restante se ubicó en el perfil de DPM Bueno. Al analizar las siete áreas del DPM se observó que obtuvo mayor puntaje promedio la lateralidad, siguiéndole el equilibrio, la tonicidad y noción del Cuerpo. En tanto, las áreas con menor puntaje promedio fueron la estructuración espacio-temporal, praxia global y la praxia fina.


CONCLUSIONES Dentro de los objetivos evaluados se detectó y definió el perfil psicomotor de los sujetos de estudio que estuvieron bajo la media estadística según el test de Da Fonseca. Con el instrumento psicomotor se detectaron áreas de desarrollo ligeramente afectada bajo la media estadística según el instrumento test, las cuales se muestran como praxia fina, praxia global y la estructuración temporo-espacial, clasificándolas como áreas con el perfil dispráxico. Esto conlleva una realización disminuida, con dificultad del control y que se aleja de lo óptimo para un niño de su edad según las propuestas teóricas existentes (Fonseca, 1998). Extrapolándose el área de desarrollo psicomotor, se identifica con mejor puntaje el área de lateralidad hiperpráxico, lo cual indica que, de la muestra recogida, el predominio de los sujetos evaluados se encuentran bajo la media estadística y se destacan las tres áreas que obtuvieron bajo la media estadística corresponden a la estructuración espacio-temporal, la praxia global y fina, en ellas también se observa un patrón donde la mayoría de los sujetos se concentran en la categoría de dispráxico. Esto evidencia que existen áreas identificadas como más afectadas que otras en el DPM de los sujetos.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AHUJA, M. REY, L. Y GONZÁLEZ, M. (2011). Efectos de un taller de psicomotricidad en el desarrollo personal de niños y niñas. Un estudio preliminar. Revista electrónica de psicología Iztacala, 14(2), 163-178. SCHONHAUT, L. ALVAREZ L. Y SALINAS, A. (2007). Desarrollo psicomotor. Revista Chilena de pediatría, (9), 17-29 ANTOLIN, M. (2006). Infancia motriz. En G. Sáez (Editor). Como estimular el desarrollo de los niños y despertar sus capacidades, (p. 14). Buenos Aires: Círculo Latino. BERRUEZO, P. P. (2000). Hacia un marco conceptual de la psicomotricidad a partir del desarrollo de su práctica en Europa y en España. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 37, 21-33. BOTTINI, P. (2000). Prácticas y conceptos. En G. Sáez (Editor). Psicomotricidad (p. 13). Buenos Aires: Miño y Dávila Editores. DA FONSECA, V. (1998). Manuel de observación psicomotriz. En G. Sáez (Editor). Observación psicomotriz (p. 34). Barcelona: INDE. DOUSSOULIN, A. (2003). Influencia del nivel socio económico y la estimulación ambiental en el desarrollo psicomotor en preescolares. Revista Kinesiología, 70, 15-17. GIL, P, GOMEZ. S, CONTRERAS. J, ONOFRE. R Y GOMEZ. I. (2008). Justificación de la educación física en el nivel preescolar. Revista Educación y Educadores, 11(2), 159-177. GUTIÉRREZ, A. (2009). La importancia de la educación psicomotriz. Revista digital innovación y experiencias educativas, (24): 1-9 pp. HERNÁNDEZ, M. (2007). Motricidad. En G. Sáez (Editor). Libro de educación física adaptada al alumno con discapacidad y motricidad, (p. 45). Santiago de Chile: Editorial Paidotribo. HERNÁNDEZ, M. (2010). Baterías. En G. Sáez (Editor). Libro Capacitación en batería de observación psicomotriz. Chile: Editorial Paidotribo. NARBONA, J., CHEVRIE-MULLER, C. (1997). Evaluación neuropsicológica. En . G. Sáez (Editor). Libro de neuropsicología. Barcelona: Masson. PÉREZ Y OLARTE, P. P (2003). Evaluación y manejo del niño con retraso psicomotor. En G. Sáez (Editor). Aprendizaje psicomotor. (p. 45). Barcelona: Librería Editorial Deportiva. PÉREZ, L. (1987). Pasos para un desarrollo motor. En G. Sáez (Editor). Desarrollo motor y actividades físicas. (p. 76). Barcelona: Librería Editorial Deportiva.

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